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jueves, 15 de julio de 2010

Su actuacion frente a varias problematicas

SU ACTUACION DURANTE LAS INVASIONES INGLESAS (1806-1807)

El 27 de junio de 1806 fue un día de luto para Buenos Aires. Bajo un copioso aguacero desfilaron hacia el Fuerte los 1.500 hombres de Béresford, que abatieron la enseña real, mientras el virrey Sobremonte marchaba, apresurado, hacia Córdoba.

Belgrano - capitán honorario de milicias urbanas - había estado en el Fuerte para incorporarse a alguna de las compañías que se organizaron y que nada hicieron, luego, para oponerse al invasor. "Confieso que me indigné ; me era muy doloroso ver a mi patria bajo otra dominación y sobre todo en tal estado de degradación que hubiera sido subyugada por una empresa aventurera, cual era la del bravo y honrado Béresford, cuyo valor admiro y admiraré siempre en esta peligrosa empresa".

Días más tarde los miembros del Consulado prestaron juramento de reconocimiento a la dominación británica. Belgrano se negó a hacerlo, y como fugado, pasó a la Banda Oriental, de donde regresó, ya reconquistada la ciudad, aunque habían sido sus propósitos participar en la lucha popular.

Al organizarse las tropas para una nueva contingencia, Belgrano fue elegido sargento mayor del regimiento de Patricios. Celoso del cargo, estudió rudimentos de milicia y manejo de armas. y asiduamente cumplió con sus deberes de instructor. Cuando quedó relevado de estas funciones fue adscripto a la plana mayor del coronel César Balbiani, cuartel maestre general y segundo jefe de Buenos Aires. Como ayudante de éste, actuó Belgrano en la defensa de Buenos Aires.


Invasiones Inglesas

SU ACTUACION DURANTE LA SEMANA DE MAYO

(18 al 25 de mayo de 1810)

Durante la gran semana de mayo - sucesión de días nervioso y febriles que culminan en el general regocijo del 25 por la noche - Belgrano participa en todas las gestiones que se realizan para forzar la decisión anhelada por los patriotas.

La primera noticia concreta de lo que ocurría en España la tuvieron Belgrano, Saavedra y Castelli por una gaceta escapada a la censura del Virrey y que, traída en una fragata inglesa; fue apresuradamente traducida por Agustín Donado. La Junta Central de Sevilla se había disuelto; para los criollos las colonias quedaban ahora desligadas políticamente de la Península.

El día 18 el virrey Cisneros dio su proclama. Admitía la gravedad de la situación y pedía serenidad al pueblo. El inoportuno comunicado decidió a los tímidos. Al día siguiente, contándose ya con la necesaria participación de Saavedra, se resolvió actuar. La inquietud había Ilegado al pueblo. El domingo ocurrieron incidentes y tumultos en pulperías y plazas; grupos nerviosos tomaban partido. Saavedra y Belgrano, por encargo de sus amigos, entrevistaron al alcalde de primer voto, Juan José Lezica, y solicitaron la reunión de un Cabildo Abierto. El 21, es el pueblo acaudillado por Belgrano, French, Beruti. Rodríguez Peña el que Ilega en busca de noticias hasta las puertas del Cabildo, que está deliberando. Una vez más, Belgrano habla en representación de todos. Resueltas las dificultades artificialmente creadas por los españoles, se realiza el 22 de mayo el Cabildo Abierto. El largo debate y la no menos larga votación ocuparon todo el día y parte de la noche. I.a sesión debió suspenderse, pero a su término ya estaba decidido, por la mayoría, la deposición del virrey y la entrena del gobierno al Cabildo, mientras se procedía a la instalación de una junta. El 23 se asiste a la postrera tentativa de los españoles para detener el movimiento revolucionario. A1 día siguiente se reúnen una vez más los criollos en la casa de Rodríguez Peña. Belgrano, que observa la vacilación de algunos y la fatiga de todos, les advierte su inquebrantable propósito de imponerse, aunque tenga a que recurrir a la violencia de las armas. Esta decisión los enardece. Nada hará vacilar en adelante a los jóvenes revolucionarios.

El viernes 25 de mayo, desde temprano, los grupos populares ocupan la galería de acceso al Cabildo, resguardándose de la lluvia pertinaz y fría. La gente aumenta. Muchos están en los cuarteles donde los soldados permanecen apercibidos.

Belgrano. Azcuénaga, Rodríguez Peña, French, Beruti, llegan a la Plaza Mayor. Se delibera con los cabildantes peninsulares; las conversaciones se hacen largas y fastidiosas: el propósito dilatorio de las mismas es evidente. El pueblo se impacienta. El clima se torna amenazador y la resistencia cede. Una nueva era se inicia esa mañana para los pueblos del Plata. Se proclaman los nombres de los componentes de la Junta Provisional. Belgrano es designado vocal. Y quien tanto había hecho por precipitar el estallido, es el más sorprendido por tan honrosa elección: "Apareció una Junta de la que yo era vocal, sin saber dónde ni por dónde..."